Aunque no lo parezca es tiempo de migas, como otros muchos platos y bajo distintas preparaciones se comen en todas partes. En cada uno de los sitios que visites tienen un toque diferente, si me apuras en cada casa se comen de manera diferente.
Como otros muchos platos antiguos, las migas posiblemente provengan de una sucesión de ensayo-error hasta configurar la “receta” actual. Básicamente todas las recetas de migas convierten el pan sobrante de días anteriores en plato principal.
Para ello se pone a remojo el pan picado en trozos pequeños, se escurre y se cocina en el aceite en el que previamente hemos frito y retirado, ajos, panceta, chorizo…Trébedes, leña de olivo o de encina, perol, paleta y a remover durante mucho rato, hasta que han perdido la humedad, y se quedan sueltas. Se le añaden los ajos , chorizo, y panceta previamente retirados, y a comer. Al menos así se hacen en nuestra zona.
Parece que el origen de las migas se encuentra en un plato denominado Tharid, una especie de sopa de pan de origen musulmán, que con el tiempo perdió agua y ganó todos los derivados del cerdo, que originariamente no tenían.
Las migas aunque se consumen todo el año son un plato de invierno, contundente, y que en reuniones y comidas familiares en el campo, suelen sustituir al arroz, que quizá queda mejor en primavera y verano.
Ambos tienen virtudes parecidas, permite que varias personas participen en la preparación, y dan charla para rato, acerca de las bondades y de las variantes del plato.
Al final son una excusa perfecta para pasar un buen rato entre amigos.
La zona cercana al Parque de Hornachuelos donde está nuestra casa es riquísima en naranjos, la maduración de la naranja, coincide con la temporada de migas, por lo que habitualmente se comen con naranja, aunque tampoco es difícil que se coman con granada.
Como digo en cada sitio las migas se hacen o se preparan de una manera distinta, con pimentón o sin él, con huevos fritos, o incluso con chocolate en forma de postre pero casi siempre con excelente resultado.
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